martes, 30 de octubre de 2012

Gabalzeka. 40 años de teatro aficionado en Tafalla

Javier Salvo presenta su libro. "Gabalzeka. 40 años de teatro aficionado en Tafalla".


Hola amigas y amigos !! Kaixo lagunok!!

Hace tiempo tuve el placer de poder leer uno de los últimos borradores de este libro escrito por Javier Salvo, es por ello,  si me lo permitís, quisiera aconsejar su lectura a todas las personas aficionadas al teatro amateur.

Personalmente creo que el libro de Salvo  -que el próximo miércoles 7 de Noviembre va a presentar en Tafalla-  trasciende mucho más allá que "la historia de un grupo de Tafalla".

Primeramente, porque va a ser la primera vez que se pública un libro especifico sobre el teatro amateur en nuestra comunidad, y eso ya es un puntazo, pero es que además en este libro se evidencia uno de los valores propios del teatro amateur, su enraizamiento en la comunidad a la que se dirige y de la que emana el grupo.

Ojala sirva este libro de inspiración para todos nuestros grupos y consigamos estar cada día más insertados en la realidad socio-cultural de nuestros barrios y pueblos, porque al hacerlo no solo extendemos la afición al teatro en la comunidad, además,  llenamos de prestigio nuestro quehacer teatral.

Javier Salvo, desmenuza toda la historia del teatro en su localidad en los 40 últimos años. Desde cuando no había ningún profesional y eran las propias personas aficionadas las que iban con su trabajo desinteresado, montando , enseñando, dirigiendo...., desde entonces hasta nuestros días. Todo un recorrido lleno de anécdotas, momentos tristes y momentos alegres, como el propio teatro. Drama y comedia en estos 40 años.

Pues eso, compañeras y compañeros, no os perdáis este libro.

Un fuerte abrazo!!

JOSU CASTILLO.


Publicado en el blog de Teatro Amateur de Navarra

martes, 23 de octubre de 2012

El chico de la última fila

Exitosa representación con lleno absoluto en Tafalla:
El chico de la última fila, de Teatro Estudio de San Sebastián (TESS), en el III Festival de Teatro del Tercer Sector Gabalzeka Tafalla 2012
Una pieza original de Juan Mayorga, dirigida por Manolo Gómez
La noche del viernes 26 de octubre pudimos disfrutar en una abarrotada Casa de Cultura de Tafalla con la tercera de las obras seleccionadas para esta edición del Festiva, lo que no significa haber sido elegida en tercer lugar. Como preámbulo, hay que señalar que entre las ochenta y cinco propuestas que llegaron para participar este año, había tres obras diferentes de un mismo autor: Juan Mayorga.

Este todavía joven y prolífico dramaturgo madrileño es también filósofo y matemático. Sus obras apelan a la inteligencia del espectador y plantean jugosos temas de actualidad desde múltiples puntos de vista, muchas veces contradictorios, dejando al verdadero intérprete –el público– que saque sus propias conclusiones.
 
Fue difícil quedarse solo con una de las propuestas presentadas ya que las tres están muy bien elaboradas y son igualmente rigurosas. Finalmente optamos por el montaje de Teatro Estudio de San Sebastián. La larga trayectoria del grupo –que ya cumple los 50 años– y la certeza de que realizan su trabajo a conciencia, es decir, con seriedad y alegría, volcó la balanza. Además, también en pasadas ediciones tuvimos en cuenta sus trabajos, siempre interesantes, por lo que ya era inevitable traerlos a Tafalla. Curiosamente, la película francesa Dans la maison, flamante ganadora de la Concha de Oro del festival de cine de Donosti, que también se ha llevado el premio al mejor guión adaptado, está construida a partir de El chico de la última fila. 
 
Vimos una obra con distintos ámbitos que, conforme se iba desarrollando la acción, parecían irse mezclando; y advertimos que los actores no solo actuaban sino que, simultáneamente, incluso narraban los hechos, en una especie de contraposición teatral que muchas veces está presente en las obras de Mayorga. Una nueva forma de escribir y de hacer teatro que imbrica un ritmo acelerado a las obras en las que se pueden desencadenar muchos y muy diversos acontecimientos.
 
Uno de los temas sustanciales sobre los que gira la obra es el de la educación académica. Juan Mayorga, que también se dedica a la docencia, comenta que su formación matemática influye en su obra, aunque El chico de la última fila es la única pieza donde aparecen las matemáticas; sirven como elemento dramático e hilo conductor, ya que establecen, junto a la filosofía, la relación entre dos alumnos que se enseñan las materias al alimón. Cree además que las matemáticas tienen una capacidad poética extraordinaria y que la noción de número imaginario, o la de matriz, o la de elipse, por ejemplo, albergan un mundo y poesía propios.

Lo que sí quedó claro y limpio es que todo es relativo, contradictorio, opuesto a sí mismo o de resultados equidistantes, ya que ese todo siempre depende del punto de vista, de la perspectiva que apliquemos y desde el lado de donde miremos.
TESS lo hace, con mucho rigor y eficacia, desde la última fila, –como el chico también–. Un lugar de vista amplio, alejado de la pizarra y del profesorado; la ubicación perfecta para ver al resto de la clase y el aula casi por completo. Un sitio privilegiado, sin duda, aunque parezca al revés.

¡Felicidades a TESS por la magnífica función!
 
Iosu Kabarbaien
Gabalzeka Teatro

martes, 15 de mayo de 2012

¡Que pase el público!



¡Que pase el público¡
por Javier Salvo.

Lo público es neutro, no tiene género ni clase social, no distingue generaciones, razas, nacionalidades ni ideologías. Lo público es inapropiable, es lo que pertenece a todos y todas.
El romántico Larra reconocía que el principal defecto en él era hablar sin que le pidieran opinión, entrometerse en todo. Le gustaba recorrer la ciudad, ese espacio público, sus plazas, calles, parques, mercados, cafés, librerías, restaurantes... Observaba a las personas que entraban y salían de los locales, de los portales, que paseaban, iban en coche... escuchaba sus ruidosas conversaciones, quería formarse una opinión: ¿quién es el público? y ¿dónde se encuentra?.

Lo que captaba y describe en sus artículos no merecía su respeto. Por todas partes encontraba cerrazones, gustos infundados, reacciones caprichosas, discusiones tontas, acciones sin objeto, pérdidas de tiempo, costumbres perniciosas...

Se metía en el teatro. Ahí creía que podía encontrar respuestas y conocer al público en su casa. El teatro es el templo donde el público “emite sus oráculos”[1] escribía. No le faltaba razón, es en el teatro donde el público se hace protagonista. Grotowski definía el teatro como “lo que ocurre entre actor y espectador”. Así que parece inconcebible un teatro sin espectadores, sin su presencia imprescindible. Pero si el público es un elemento esencial de la representación teatral, ¡qué pocas veces es objeto de reflexión cuando se crea, se critica o analiza un espectáculo!

No ha sido siempre así. Larra, como experto teatral, mostró muchas veces su preocupación por el público; pero desde Aristóteles que en su poética presentaba como objetivo del teatro “purificar al espectador”, grandes teóricos se han interesado por los efectos del teatro en el público. Brech apuntaba a los sentidos con su teatro para hacer al público sensible a la política, Lorca creía que el teatro era una escuela de emociones y se debatía en la duda de un teatro atento a los gustos escapistas del público o comprometido con una autenticidad agresiva. ¡Cómo recuerda la propuesta de Artaud! : un teatro como la peste trastornando y perturbando a la colectividad.

De todos modos siempre queda la opción frecuente de considerar al espectador como un agente externo, casi pasivo ante el hecho teatral, consumidor de ocio o de cultura, alguien a quien (como decía Lope de Vega) “es justo hablarle en necio para darle el gusto” y buscar su “vulgar aplauso” porque él es quien paga.

El teatro de aficionados cumple un importante papel como captador de públicos. No necesita como el teatro independiente en los sesenta plantearse como objetivo revitalizar el diálogo con el pueblo. El teatro amateur representa ese diálogo directo entre actores y espectadores porque surge del pueblo y en él encuentra sus más fervientes seguidores.

¿Qué podemos hacer para mantener la conversación?, para que los teatros se llenen no solo para ver al amigo, al pariente haciendo cosas increíbles o exponiendo sus habilidades y torpezas al escarnio público? Una compañera de teatro se lamentaba tras una función con media sala vacía en una representación memorable, cuando la semana anterior la misma sala se había llenado hasta rebosar con conocidos de aficionados.

En todo caso la dificultad de atribuir una función al teatro en una sociedad tan heterogénea, no exime de responsabilidad al teatro de aficionados de reflexionar sobre su papel frente a la ciudadanía que lo sustenta.

No se me ocurre otra cosa que proponer que dilatar el diálogo más allá de la representación, escuchar al público, darle nuevas oportunidades de manifestar su opinión, provocar encuentros, utilizar nuestras conexiones sociales en red... pero sobre todo reflexionar internamente en nuestros grupos sobre lo que hacemos y lo que pretendemos conseguir del público, revisando nuestros objetivos.

Escuchar al público, darle voz, observar sus reacciones e interpretarlas desde distintas perspectivas teóricas puede alumbrar este camino incierto del teatro.

Las butacas vacías presionan los teatros como las audiencias a las cadenas televisivas. El teatro amateur tiene un gran argumento a su favor en esta situación pero también una gran responsabilidad con el público, con un teatro en mayúsculas que revitalice la relación con los espectadores.

Más allá de ser una oferta de entretenimiento, el teatro amateur es una oferta de expresión y comunicación social abierta, diversa, compleja como el público al que se dirige y del que nace. Un importante referente teatral en todo momento histórico, que debe ganarse esa consideración cuidando lo que hace.